Un año más, el Colegio San José prepara un campamento de 13 días en Ávila, en pleno corazón del parque regional de la Sierra de Gredos, en la finca conocida como "El Baldío", a unos 3 km de Hoyos del Espino en dirección a la Plataforma de Gredos.

A la hora de programar un campamento con el estilo propio que queremos inculcarle año tras año, debemos guiarnos por dos pilares básicos: lo lúdico y lo formativo. Podríamos, por tanto, preparar únicamente actividades de ambos tipos, pero como nuestras metas van más allá, hemos programado este campamento con una estructura de actividades perfectamente interrelacionadas con un último fin: EDUCAR EN VALORES.

viernes, 9 de julio de 2021

Rangers en marcha (El Morezón)

 


Les llegó el turno de salir de marcha a los Rangers. Estaremos dos días alejados de nuestros “tutelares pinos”. En las mochilas transportamos todo lo que necesitamos para pasar este tiempo en el monte, en nuestra cabeza no cabe más ilusión. 


Aparecen las primeras rampas y nuestro cuerpo se debate entre el cansancio y el empuje. El puerto de Candeleda, paso natural de comunicación con la meseta nos brinda un inmejorable fondo de fotografía.





 A partir de aquí nos internamos en el territorio natural de la cabra hispánica. 






Tenemos enfrente el perímetro exterior del circo de Gredos, un último esfuerzo y ya estamos en la que será nuestra casa por hoy. ¡Qué suerte!, dormitorio, comedor, salón de juegos, gabinete de estudios astronómicos, cuarto de aseo… ¡todo en una sola pieza y con la mejor cubierta imaginable!















La noche será difícil de olvidar, no todos los días puede uno sumergirse en los sueños contemplando costelaciones y emerger de nuevo a la luz entre picos y cuernos.



















Oración de la mañana con los poros abiertos y volvemos a la mochila, a avanzar en fila y mirar de reojo a los compañeros, atentos a cualquier necesidad. 






Queda cumplir con el objetivo numérico de la jornada: contemplar las principales cumbres del Sistema Central desde el mejor de sus balcones, los dos mil trescientos ochenta y nueve metros del Morezón. Y claro, es inevitable que en semejante lugar resuene, un año más, el himno del Colegio.












La bajada hasta el campamento se aprovecha para saborear cada detalle compartido y guardar en lugar preferente de nuestra memoria las emociones vividas.